jueves, 20 de febrero de 2014

Aceite de Argán: Oro líquido

  El aceite de Argán es el producto estrella de esta temporada, conocido en el mundo de la estética por sus múltiples usos. Es un aceite vegetal que se extrae de las semillas del árbol Argania Spinosa, originario de Marruecos que crece de forma silvestre en las zonas desérticas del país.

Es rico en ácidos grasos esenciales y vitamina E, por lo que tiene propiedades antioxidantes, regeneradoras, nutritivas e hidratantes, entre otras. Además, es apto para todo tipo de pieles, ya que no obstruye los poros.



¿Para qué puedo usar el aceite de Argán?

  • Aportar elasticidad, luminosidad y suavidad a la piel.
  • Ayudar a regenerar marcas y cicatrices, ya que estimula la regeneración celular.
  • Aliviar el picor y la irritación de la piel. Se puede usar también en eccemas y psoriasis.
  • Favorecer el crecimiento de uñas y cabello.
  • Prevenir la aparición de estrías.
  • Reparar la piel seca y agrietada gracias a su poder nutritivo.
  • Prevenir arrugas y marcas de expresión.
  • Aportar suavidad y brillo al cabello. Además, repara las puntas abiertas.
  • Durante todo el embarazo para mantener la piel hidratada y elástica.
Y si queremos darle más uso, podemos añadirle azúcar moreno y utilizarlo como peeling para exfoliar los labios u otra zona del cuerpo, así permeabilizaremos la piel y el aceite tendrá una mayor penetración en nuestra dermis. También es un aceite adecuado para suavizar las cutículas de las uñas antes de una manicura o para aliviar los dolores musculares y articulares aplicándolo con un ligero masaje.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Cosmética natural

  Cuando hablamos de cosmética natural, nos referimos a aquellos productos de higiene o belleza con componentes de origen natural y en cuya formulación encontramos un bajo porcentaje de ingredientes sintéticos que no se consideran nocivos para nuestra salud ni para el medio ambiente.

Estos compuestos se adaptan mejor a las condiciones de nuestra piel, no contienen sustancias químicas como colorantes artificiales, perfumes, siliconas o parafinas y raras veces provocan efectos secundarios. De esta manera nuestra dermis absorberá mejor todos y cada uno de los ingredientes que le apliquemos y éstos actuarán hasta en las capas más profundas, sin encontrarse con barreras artificiales.


Además, podemos encontrar cosméticos naturales de procedencia ecológica cuyas explotaciones se caracterizan por el uso óptimo de los recursos naturales, sin utilizar productos químicos u organismos genéticamente modificados (OGMs) y de manera sostenible y equilibrada.

Por lo tanto, a la hora de hacer nuestra transición de la cosmética tradicional a la natural, debemos tener en cuenta que ésta última supone un coste algo más elevado que los cosméticos tradicionales de gama baja principalmente por el gran trabajo que conlleva producirla, pero sin duda nuestra piel y nuestra salud nos lo agradecerán.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Piel seca

La piel seca es una condición de nuestra dermis que se manifiesta especialmente en invierno. El aspecto de nuestra piel se vuelve áspero, escamoso, agrietado y con frecuencia enrojecido o irritado. Ésto se debe a que las glándulas sebáceas no llegan a lubricar bien, por lo que la falta de humedad y grasa provocan sequedad y sentimos esa incómoda tirantez que caracteriza a este tipo de piel.


Esta sequedad empeora con el viento, la acción del sol, los baños muy calientes o una dieta pobre en vitaminas y minerales. También puede ser causa de factores hereditarios o químicos como los productos de limpieza que usamos a diario, pues pueden resultar demasiado agresivos para nuestra piel.

Por último, debemos preguntarnos si la deshidratación que sufrimos es resultado de alguna afección de nuestra piel como la psoriasis, la dermatitis (atópica o seborreica), acné o incluso trastornos hormonales.

¿Qué productos no pueden faltar en nuestra casa si nuestra piel es seca?
  • Aceites vegetales: Es importante tener siempre una buena crema hidratante para diario que contenga aceites vegetales que nutran e hidraten nuestra piel, tales como el aceite de argán, aguacate o germen de trigo.
  • Aceites esenciales: Si los productos de nuestra rutina facial no los contienen, podemos conseguirlos en cualquier herbolario y añadírselos a nuestra crema de uso diario. Por ejemplo, el aceite esencial de espliego, neroli, rosa damascena o lavanda. Siempre teniendo en cuenta las precauciones de uso y las formulaciones adecuadas a cada aceite.
  • Mantecas: Como básico recomendaremos la manteca de karité por su gran efecto nutritivo y regenerador.